La Compañía Expedicionaria "La Calavera".
Tras el triunfo de los sublevados en Zaragoza el 18
de julio de 1936 bajo el mano del General Miguel
Cabanillas (que había sido Director de la Guardia
Civil), y Ejército y Guardia Civil controlaran la
provincia, al día siguiente se produjo el alzamiento
en Teruel, pero una buena parte de la provincia se
mantuvo fiel a la República.
Muy pronto se organizarían columnas para recuperar
Teruel. La "Casas Salas" sería frenada en Puebla de
Valverde donde resistieron unos trescientos guardias
civiles que perdieron sus mandos apresados por los
republicanos (y pronto fusilados).
La situación de los sublevados en Teruel era
insostenible de necesidad, por las importantes
poblaciones, como Alcañiz o Utrillas, que los
siguieron y tratarse de una provincia que quedaba
comprometida por hallarse materialmente rodeada por
territorio republicano (Tarragona, Castellón,
Valencia, Cuenca y Guadalajara, además de gran parte
de la provincia).
Al hallarse Teruel situado como una
peligrosa punta de lanza en territorio
republicano y requerirse su difícil
afianzamiento, ya en Septiembre la
Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza
organizó una Compañía expedicionaria para su
refuerzo.
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Escudo de la Compañía de "La
Calavera", una calavera sobre las
letras tradicionales G. C.
entrelazadas sobre fondo negro. (Museo
de la Guardia Civil) |
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Puesta bajo el mando del
capitán Roger Oliete Navarro,
incorporado desde la Coruña, veterano africanista,
se trataba de una unidad de choque constituida
mayoritariamente por Guardias civiles jóvenes y
solteros, una auténtica unidad de élite de hombres
preparados y muy mentalizados, destacados en primera
línea del frente turolense al tiempo que eran
replegados los agentes que, por su edad u otras
circunstancias, no eran los idóneos para reforzar un
frente que prometía recibir un duro y tenaz
hostigamiento en unas condicione climáticas
extremas, en tanto que se engrosaba por agentes de
Teruel y numerosos guardias de la zona republicana
que se "pasaban" a sus líneas, incluido el Teniente
Juan Bautista Mari Cleriguos procedente de una
columna republicana de Castellón y que sería uno de
los subalternos de la Compañía. Quedaría encuadrada
en la 52 División al mando del General de Brigada,
Jefe del sector de Teruel, Mariano Muñoz
Castellanos.
El Capitán Oliete en su época
africana. |
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El Puerto de Escandón, tapón de la salida hacia
Valencia, sería el escenario de su bautismo de fuego
el 1º de Octubre, rechazando el avance de tropas
republicanas hasta su relevo por el ejército. A
partir de ese momento la Compañía de La Calavera,
conocida así por el escudo que había adoptado, su
actividad no cesa, controlando puntos dispersos de
la provincia, como Albarracín o Argente y la cercana
Visiedo, capturando material a las avanzadas
republicanas. El 10 de Noviembre participa en la una
columna que, al mando del Comandante de la
Benemérita, Pedro Barcina del Moral, combaten en el
alto de Muletón y Altos de Celadas, sobresaliendo el
día 29 en la defensa de Cella.
La historia y la fama de "La Calavera" se extiende y
todo Teruel es testigo de su valor. Tras combatir
heroicamente en Campillo, San Blas y la ocupación y
posterior defensa de la posición de Cerro Gordo
contra tres Compañías de Infantería republicanas
reforzadas con un Escuadrón de Caballería, y tras
resistir un intenso fuego de Artillería, capturan
importantes cantidades de armamento y material,
manteniéndose hasta su relevo el 1º de febrero de
1937 con la intención de recuperarse en retaguardia,
en Teruel, pero "La Calavera" fue requerida al día
siguiente para concentrarse en Gea de Albarracín
para unirse a tropas de la 2ª Bandera de la Legión,
con Zapadores y otras fuerzas. El 19 la Compañía
ocupaba los Altos de Celada como maniobra de
diversión en tanto una columna de los "nacionales"
avanzaba por Vivel del Río. Siguieron combatiendo
hasta ser reclamados a Cea de Albarracín para unirse
a las fuerzas que rechazaban un avance republicano
de gran envergadura, incluyendo carros de combate.
Mantuvieron enfrentamientos en Venta del Ratón,
Joyante del Fraile y Casilla de Peones Camineros
hasta su relevo por la 2ª Bandera de la Legión.
La Calavera era requerida como fuerza de choque para
las dispersas acciones que se iniciaban o rechazaban
a lo lago y ancho de la comarca. Tomó la Muela de
Villatar, Casa del Guarda y Banquizar. El día tres
fue enviada a Molina de Aragón, en Guadalajara,
combatiendo en Orea, Checa, Orihuela, Alustante y
Bronchales, destacando en la toma de Pinarejo,
Sierras de Nogueras, Griegos, Guadalaviar, Villar
del Cobo, Frías de Albarracín, Cerros de Santa Ana y
Moscardó, regresando a Molina de Aragón el 31 de
Julio con felicitaciones del Mando.
En lucha cuerpo a cuerpo, con refuerzo de Infantería
y dos compañías de la Mehala de Melilla nº 2
rechazaron una incursión republicana que cruzaba el
río Tajo.
El 30 de Agosto, sufren numerosas bajas en
Villarquemado reconquistando el Cerro de Santa
Bárbara donde rechazando una contraofensiva es
herido grave le Capitán Oliete. Se la envía desde
Santa Eulalia hacia Bueña a tomar La Sarteneja. Una
sección de La Calavera, con otra incompleta de
Infantería, es enviada a reforzar El Cabezo, puesto
muy castigado. Un cabo y veintiséis guardia civiles,
bajo el mando del brigada de la Guardia Civil,
Miguel Sáez Herranz, uno de los "pasados" de
Valencia, desde el 10 de septiembre esperan el
ataque de las avanzadas republicanas que llegarán al
enfrentamiento el doce en sucesivos asaltos apoyados
por fuego de tres baterías de Artillería en los que
murieron seis guardias civiles mas una docena de
heridos entre los que se hallaban los mandos, el
brigada y el cabo, mas la mayoría de las fuerza de
Infantería que les acompañaba, consiguiendo mantener
El Cabezo tras rechazar cinco encarnizados asaltos
de un batallón de 800 hombres de "El Campesino".
Los de La Calavera habían demostrado una vez
más que eran capaces de las mayores hazañas.
Su emblema era popular y, aunque las bajas
temperaturas, que llegaron a alcanzar casi los -20º,
obligaba a arroparse con abrigos y mantas sobre sus
uniformes del Cuerpo, eran cosidos sobre los capotes
favoreciendo su identificación (al Brigada se le
concedería la Medalla Militar Individual y los
guardias fueron ascendidos a cabos.
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El Brigada
Miguel Sáez Herranz condecorado con
la Medalla Militar Individual. |
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Nuevos voluntarios cubrieron las bajas de la
Compañía que fue rápidamente al frente, combatiendo
en Bueñas, Montreal, Santa Eulalia,
Fuenferrada, Bezas, Calamocha, Cuando, Campo de
aviación de Caudo y Cella. El 15 de diciembre tuvo
que dejar el mando el capitán Oliete que se había
reincorporado el 23 de noviembre, resentidos de
noviembre al resentirse de su herida en la cabeza,
siendo evacuado a Zaragoza.
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El 30 de diciembre asumiría el mano de "La Calavera"
el capitán Francisco Díaz Ticio sustituyendo al
capitán Ferrer que había vuelto a recibir el mando.
A partir de esas fechas la Compañía inició una labor
propia de la Policía Militar cumpliendo misiones de
vigilancia y custodia de estaciones ferroviarias,
conducción de prisioneros, vigilancia de almacenes
de munición o víveres, protección de convoyes, etc.
La Calavera había sido retirada del frente pocas
fechas antes de la ofensiva republicana del 15 de
diciembre a Teruel que, tras una luchas casa por
casa y una feroz resistencia en puntos como La
Catedral, el Instituto, el Seminario, la Comandancia
militar o el propio Cuartel de la Guardia Civil,
hasta la rendición del coronel Domingo Rey
d'Harcourt el 7 de enero de 1938. San condiciones de
la batalla fueron muy penosas agravadas por unas
temperaturas extremas.
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Tras la ofensiva de los "nacionales" para recuperar
Toledo el 17 de febrero y ocupar ya el 19 la línea
de resistencia al norte de la ciudad, la Compañía,
reclamada para efectuar operaciones de descubierta
en las calles y alrededores de la ciudad debido a su
capacidad y conocimiento local, el día 22 fue
trasladada en camiones y desembarcada a las afueras
de la población. Fueron los primeros en alcanzar las
calles de Teruel tras atravesar un territorio
barrido por el fuego enemigo, iniciando de inmediato
el servicio guarnición, siguiendo las directrices
del Estado Mayor de la 52ª División. El Capitán Díez
Ticio, tras haberse designado los edificios que
deberían alojar la Comandancia Militar y la
Compañía, distribuyo a sus hombres en patrullas para
informarse de la situación real. Convertida la
Compañía Se recuperaron abundantes piezas de valor
procedente del saqueo, mayoritariamente objetos de
la Iglesia y de Arte, rescatando abundantes objetos
de muy estimables, incluidos unos tapices valorados
en 600.000 Pts. de la época procedentes de la
catedral de Albarracín.
"La Calavera" siguió prestando servicio de
guarnición en tanto los avances franquistas se
consolidaban. Con sus misiones de control de puestos
avanzados y accesos a la ciudad, quedaba su destino
alejado de su anterior misión de tropa de choque,
hasta su disolución el 3 de mayo, reincorporando a
sus supervivientes a sus destinos originarios o
recibiendo nuevos destinos. Su balance era
desolador, de un unidad a la que pertenecieron 195
hombres cuyas bajas eran cubiertas por guardias
voluntarios, se saldó con 65 muertos y un centenar
de heridos. Su plantilla había sido: 1 capitán, 5
tenientes, 1 brigada, 8 cabos y 170 guardias civiles
Lo extremo del invierno fue un factor de
muerte añadido a los propios de la guerra y que
afectó igualmente a ambos bandos en un terreno poco
apto para improvisar defensas. La calavera sobre las
dos iniciales entrelazadas (ocasionalmente podía
hallarse alguna sobre las clásicas dos tibias,
incluido su estandarte y, en cualquier caso, carecía
de regulación alguna) era famosa y respetada en todo
el frente.
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Banderín de la Compañía "La
Calavera" (en este caso la calavera
incluye las dos tibias).
Museo de la Guardia Civil. |
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El 22 de febrero de 1966 se reunieron los
supervivientes en Teruel con motivo del homenaje
de la ciudad. Su primer capitán, Roger Oliete Navarro
era ya General de División y Subdirector General de
la Guardia Civil.
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Esta historia no puede cerrarse sin hacer
mención expresa de Tobi, un perro callejero
que se ganó el cariño de toda la tropa. Se
vinculó de tal manera a la Unidad que iba en
cabeza en las descubiertas, entraba en
portales, cuevas o lugares de dudosa
seguridad advirtiendo a los agentes de
cualquier presencia.
El la zona rural se introducía en establos o
husmeaba trincheras y delatando con ladridos
la presencia de extraños, siempre adelantado
a los que abrían la descubierta o rastreo.
volviendo a sus líneas con la sensación del
deber cumplido. Murió en el campo de batalla
durante la defensa de Bueñas.
El perro Tobi, mascota de La
Calavera, junto a dos agentes de la
Compañía. En el frente de sus gorros
puede identificarse el emblema de
"La Calavera", en estos casos,
incluyendo las dos tibias cruzadas. |
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