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Los alemanes
habían tomado muy buena nota de lo que habían visto en Rusia. Cuando la
comisión militar desplazada a Kiev en 1935 observó el salto de 1.500
paracaidistas rusos de la VDV (Vozdouchno-Desantnykh Voysk) en una
imponente demostración durante las maniobras del ejército soviético, debió
pensar que Alemania tenía un buen trabajo que hacer, y las conclusiones
recogidas en su informe sirvieron de base para impulsar los propios planes del
ejército alemán.
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Las unidades rusas de paracaidistas habían sido creadas ya en 1929, y su
perfeccionamiento era patente. Esta realidad supuso un acicate en los
planes alemanes que requerían acelerar la puesta a punto de unidades
similares.
Tanto el
ejército de Tierra (Heer) como el ejército del Aire (Luftwaffe)
iniciaron los trabajos casi simultáneamente, aunque de forma independiente. Pero los
planes de la Luftwaffe eran mucho más ambiciosas.
El 20 de abril de
1939, en el desfile militar en honor de los 50 años del Führer,
se vieron desfilar, por primera vez, destacamentos enteros de
paracaidistas |
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El 29 de enero de 1936 ya la Luftwaffe había creado la primera
unidad de voluntarios paracaidistas sobre la "guardia de corps" de
Herman Göring (a la sazón Comandante en jefe de la Luftwaffe)
transferida a la Luftawaffe el 1º de octubre de 1935. A su mando,
y con el nombre de Regimiento Hermann Göring,
se estableció su base en Stendal, cerca de Berlín, donde se preparó lo que
en la práctica funcionaría como una escuela de paracaidismo.
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En un grupo en el campo
de entrenamiento se examinan los enganches de la bolsa que contiene
el paracaídas. De este enganche y su empaquetado, bien firme pero
fácil de deshacer, depende su vida. |
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Poco
más de un año después (1º de abril de 1937) el ejército (Heer),
que comprendió las posibilidades de la nueva arma y venía estudiando desde la
primavera de 1936, inició a su vez el
reclutamiento para formar una Compañía de paracaidistas propia. De su
adiestramiento se encargaría la Luftwaffe en su escuela de Stendal. Dos
años más tarde esta fuerza de asalto tomó parte en la ocupación de los
Sudetes, en Checoslovaquia (aunque bajo la dirección de la Luftwaffe).
Paracaidista alemán
en Noruega, con la nieve aún sobre su rostro tras los combates
por el dominio de Narvik. |
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En
julio de 1938, creada la 7ª División Aerotransportada,
se nombró al general Kurt Student como su comandante.
El primero de enero
de 1939 la fuerza paracaidista del ejército se transfirió
definitivamente a la Luftwaffe, (II/FJR I) que quedaría como la única
responsable de reclutar y preparar paracaidistas.
Pese a los insistentes
deseos de su comandante, esta nueva fuerza no fue utilizada en Polonia
(para no alertar a los aliados sobre sus posibilidades). Pero
pronto, en abril de 1940, tuvieron ocasión de comprobar su capacidad en
Dinamarca, Noruega (con destacada actuación en Narvik), Holanda, y su
acción de mayor trascendencia, la captura del fuerte Eben
Emael, en Bélgica. (*) |
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La
irrupción en escena de las tropas aerotransportadas alemanas (Fallschirmjáger)
trastocaría toda
la estrategia aliada dedicada básicamente a perfeccionar el empleo de la
aviación y de las unidades blindadas.
Llegada de refuerzos paracaidistas sobre Narvik. |
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Aunque los
paracaidistas rusos, en las fechas de su creación los más adelantados en la nueva arma, utilizaban exclusivamente cascos de salto, en los proyectos
del Alto Mando de la Luftwaffe desde el principio ya se incluía la idea de un casco de
combate para su equipamiento (también debieron diseñar el resto de elementos
del equipo y uniforme que luego nos resultarían tan familiares, blusón, botas,
tipo de paracaídas, emblemas, etc.).
En 1936 se efectuaron ensayos con cascos Mº 35.
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A primeros de junio
de 1940 la prensa española describía los paracaidistas alemanes
con indisimulada admiración y los dibujantes debían completar
sus informes con algo de imaginación y fantasía. Aparentemente,
el casco era una de sus incógnitas. (**) |
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Anotaciones
en el dibujo original: |
1) Casco de acero forrado de cuero |
2) Fardo del paracaídas |
3) Correas del paracaídas |
4) La mano derecha agarrando la
argolla que abre el paracaídas |
5) Fusil ametrallador sujetado en
el correaje |
6) Máscara antigás |
7) Municiones |
8) Mochila |
9) Correas del paracaídas |
Los
barboquejos fueron sustituyéndose en una segunda fase, pero las prominencias de visera,
laterales y
cogotera llegaban a rozar los atalajes, con el consabido riesgo, y aún a
engancharlos y enredarlos en ocasiones. Por otra parte, los saltos por las
estrechas puertas de los aviones también producían roces y tropiezos
indeseables. La eliminación de la visera y el drástico recorte de la
cogotera y laterales en el proyecto resolvieron los problemas descritos, ya que también
significaba el estrechamiento del casco. Pero se evitó recurrir a
modificar el casco del ejército, trabajándose inmediatamente sobre
prototipos originales, aunque en la línea del Mº 35 (nunca se emplearon
cascos Mº 35 recortados o adaptados).
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Fallschirmjáger en
el Museo Militar de Viena |
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En 1936 ya
se preparó una serie de cascos a los que se había practicado un par de ranuras
laterales, posiblemente para insertar un barboquejo suplementario. Las ranuras
eran similares a las que tenía el "Vulkanfiber" o casco
de fibra. La guarnición era como la del casco de combate, la Mº 31 (modificada) pero,
si en un primer momento contaba con las 2 anillas para un barboquejo sencillo
(con desenganche rápido) pronto se le adaptaron 4 anillas rectangulares, dos más adelantadas que el Mº
35, y otras dos en la parte de la nuca. Los cuatro remaches eran también los
tradicionales en los demás cascos. El barboquejo doble se ajustaba tensando
los dos lados mediante dos hebillas de clavillo.
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Primer modelo de
casco de paracaidista de 1936, con ranuras laterales
(posiblemente para un barboquejo suplementario) y los remaches
iguales a los del Mº 35. |
Pero la
presión del aire en los saltos y la diferente forma de sufrir las tensiones el
barboquejo no mantenía bien su posición y además hacían saltar los
remaches.
Un
nuevo barboquejo, más resistente y de diferente diseño se adaptó a
estos cascos. Para ello se hicieron nuevos orificios para sujetar el
barboquejo y se sustituyeron los remaches por tornillos con tuerca. Estos
cascos suelen clasificarse como Mº 36 en las dos versiones, con
guarnición primera y con la segunda (fueron posteriormente
readaptados, en número
bastante limitado, y se mantuvieron para entrenamientos pero no se
destinaron para combate).
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Emblema de la Luftwaffe
bajo el tornillo lateral izquierdo. |
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Después
de todas estas variaciones, en 1937 ya
estaba totalmente definido un segundo modelo de casco de salto y combate para los paracaidistas de
la Luftwaffe. El nuevo casco, clasificado como Mº 37 (posiblemente por su
entrega en 1938 también se le ha denominado Mº 38), incorporaba
una guarnición totalmente original y desaparecieron las ranuras y los
orificios de aireación. Fabricado en aleación acero laminado de
1,15 mm., llevaba una proporción elevada de Manganeso (0,60-0,80%) y Cromo
(0,25-0,40%), con una resistencia al temple de 200 k/mm2.
El jefe de un batallón de paracaidistas
impartiendo órdenes en Oslo |
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El casco,
estampado en una pieza, con un rebordeado de 4mm., presenta 4
orificios embutidos, para alojar los tornillos del barboquejo.
Se fabricó
en las tallas 66, 68 y 71 que admitirían dimensiones de cráneos de 53, 54, 55,
56, 57, 58, 59, 60 y 61 (los de talla superior a la 61 requerirían cascos de
mayor tamaño, en tanto que las menores de 53 se resolverían con almohadillados
más gruesos). El 16 de junio de 1938 se especificó que la esponja de
amortiguación se mantendría en 10mm de espesor para las tallas 53, 54, 55,
57, 58 y 60 y para las de 56, 59 y 61 pasarían a medir 13mm.
El
etiquetado solía indicar la talla de la guarnición y la del casco (stahlhaube).
La
guarnición se articulaba sobre un zuncho de aleación de aluminio de 30 x
1mm. con su empalme remachado y otras tres piezas también remachadas
(donde iban los orificios) o una sola pieza soldada por puntos y que quedaba sujeto
por los tornillos del barboquejo.
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Zuncho de aluminio
de un sola pieza. Las partes en las
que se hallan los orificios para atornillar el barboquejo y
sujetarlo al casco, antes de formar parte de una única pieza
soldada en su costura posterior, estaba remachadas al aro principal
del zuncho. |
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Atornillado posterior en un
zuncho de una pieza. Cortesía B&S |
Atornillado lateral. Se
aprecian series de orificios para asegurar los elementos de la
guarnición |
Una tira de cuero sintético de
35mm. x 2mm. queda insertada entre una pieza de goma-espuma de 10mm. y el cuero de la guarnición
que se adapta al cráneo y cuenta con 4 aberturas circulares de 25mm. de diámetro y otras 7
de 30mm. (queda encolada al almohadillado de menos de 10mm. para tallas 58 y
más de 10mm. para tallas del 58). Una banda de 35mm. por 2mm. de grueso
reforzará la sudadera.
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La
guarnición de piel de oveja, generalmente coloreada, es de un milímetro de
grosor aproximadamente. El 19 de marzo de 1940 el Ministro y Comandante
Supremo de la Luftwaffe permitió el uso alternativo de piel de
cerdo (también el empleo de piel de cerdo en otras piezas). En aquella
piel, bajo la bóveda se acumulaban los marcajes.
(***)
Por
su parte el barboquejo supuso también una innovación sobre los sistemas
existentes en Europa.
Se aprecia el
almohadillado entre el zuncho y la guarnición.
También el articulado del barboquejo. Cortesía: Mº de Hª Militar de
Hungría. Foto: J. Revuelta. |
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Comprobada
su insuficiencia, el barboquejo se prolongó volviéndolo bajo la garganta hasta
sujetarlo al otro lado (el sistema más sencillo volvió a fabricarse en la última
década, por razones de economía o por que al combatir los paracaidistas como
infantería no se requería un barboquejo tan seguro como el de salto.
Juego de barboquejos
en "Y" con 12 ojeteros de ajuste (con anterioridad las tiras a
la nuca tenían series de 4 ojeteros). |
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El ajuste
previo del atalaje se
ha previsto mediante el anclaje al cascos de las cuatro tiras
sobre unas series de orificios.
Las piezas laterales cuentan con tres orificios
reforzados con ojeteros metálicos de 8,5 mm. de diámetro y cuatro cada tira
posterior (que posteriormente serían tres orificios en cada tira posterior que
se sujetan cruzadas sobre la nuca). |
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La fijación
de las diferentes piezas del barboquejo se consigue con tornillos de cabeza
convexa, de 6,5 mm. de largo y 6 mm. de diámetro, con rosca M6x0,75 (4 mm. de rosca).
La cabeza de
estos tornillos presenta un orificios central de 3,5 mm. pasante para aireación, y dos más pequeños
ciegos, de 2 mm., para su enroscado mediante una llave especial dentada, que se efectúa sobre una tuerca interior (4 tuercas
de latón en
total mas sus arandelas de acero).
Lado derecho del
barboquejo. Col: Museo Hª Militar de Hungría. |
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Llave especial |
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El ajuste previo se
efectuaba seleccionando los orificios del barboquejo adecuados a la
talla del usuario, contando con tres posibilidades en los atalajes
laterales y cuatro (posteriormente tres) en los posteriores que se
colocaban cruzados. |
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Los
orificios para alojar los tornillos se elevaron (70mm. desde el borde del
casco), colocándose dos sobre la zona
donde antes se hallaban los de aireación, añadiendo otros dos sobre la nuca,
ligeramente separados (60mm.). (****)
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Cabezas de tornillos
posteriores (separados 60mm.) y el
alojamiento embutido en la chapa. |
Los
primeros pedidos fueron cursados a Eise und Hüttenwerke Thale AG. De
la compleja guarnición se encargaron los talleres Schubertwerk de
Brunswick (que el verano de 1944 entregaría 90.000 guarniciones en Thale
marcadas con "RB" y una numeración) y Karl Heisler, de Berlín (que las
marcaba sólo con una numeración).
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Ante el deterioro o pérdida de las guarniciones de estos cascos,
actualmente existen kits completos para su recuperación destinados a
coleccionistas que desean presentar la pieza reproduciendo su aspecto
inicial. El kit incluye el acolchado
bajo la guarnición de cuero |
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El primer
modelo de 1936 se entregó en color gris campo liso pintado sobre una base
anti-óxido. Se le colocaron las calcas,
el águila del primer modelo de la Luftwaffe al lado izquierdo y la calca con
los colores nacionales (negro, blanco y rojo) al lado derecho.
Durante
las operaciones llevadas a cabo en Bélgica y Holanda muchos paracaidistas
alteraron la superficie de los cascos añadiéndoles arena o aserrín entre dos
capas de pintura fresca, con lo que conseguían un acabado granulado que
resultaba más mate (lo que tuvo gran aceptación, generalizándose esa práctica a
lo largo de toda la guerra). Ya en las primeras actuaciones se utilizaron
pinturas de camuflaje.
Figura de paracaidista alemán
con el cascos Mº 37 cubierto de pintura rugosa color arena en el
frente de África del Norte.
Museo de El Alamein, Egipto. Foto: J. Revuelta |
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Estos usos de matizar la pintura tuvieron un cierto reconocimiento
oficial mediante una orden del 12 de junio de 1940 en la que el color
gris campo reglamentarios sería sustituido por un azul-gris ahora con
una superficie más rugosa (esa misma orden declaraba que las calcas con
los colores nacionales serían retirados de los cascos definitivamente,
aunque esto último no fue respetado por las unidades de retaguardia, por
lo que al renovar tropas del frente siguieron apareciendo en él cascos
con las dos calcas hasta el fin de la guerra).
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Decididos y tensos,
con la mano en la banda de desgarre, los paracaidistas esperan
la orden de lanzarse al espacio sobre Creta. |
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Cuando los
paracaidistas combatieron como la infantería, se prefirió un color verde-gris,
en vez del azul-gris, por ser más idóneo (independientemente de los camuflajes).
En teatros de operaciones de climas cálidos: África del Norte, Sicilia, Italia,
etc., se utilizaron los cascos pintados de color arena, algunos rociados con
arena para hacerlos mas mates. (*****)
Casco Mº 37 pintado
de camuflaje |
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El
casco entregado a los paracaidistas del ejército llevaba el águila del
ejército y el escudo con los colores nacionales.
(******)
Según
las bases de regulación del 15 de marzo de 1938, el casco de paracaidistas
debería mantenerse en buen uso durante 15 años antes de ser retirado del
servicio y substituido.
Al igual que
se hiciera con el Mº 35, se distribuyeron bandas rojas y amarillas de 40
mm. de anchas para las maniobras (con un peso estimado en 20 g.), que se sujetaban con enganches.
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Casco de paracaidista
en el Norte de África (restaurado) |
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Además el uso de
fundas fue generalizado desde que en el otoño de 1940 se distribuyeran las
primeras en color verde oliva, en la línea de los blusones, que se sujetaban con
una serie de 6 ganchos.
Estas fundas fueron completándose añadiéndoles una
bandas de tela gris que permitían insertar elementos de camuflaje, y otras dos
cruzadas, formando una cruz sobre la bóveda.
Paracaidistas
alemanes en una aldea de Francia. Algunos de sus cascos Mº 37 llevan las
fundas reglamentarias. |
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En la primavera de 1941,
poco antes de la invasión de Creta, se distribuyeron nuevas fundas con
el mismo diseño, pero de la tela de camuflaje de los nuevos blusones
(posteriormente los ganchos serían sustituidos por un cordón de ajuste).
()
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Un cazador
paracaidista protegido tras un acribillado vehículo en Creta,
cubre su casco Mº 37 con una de las nuevas fundas de camuflaje, |
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A lo
largo de la guerra los sistemas de camuflaje se fueron personalizando,
utilizándose redes (muchas veces procedentes de cascos enemigos, incluso fundas
italianas), alambres y, lo
más apreciado, mallas metálicas de gallinero, que se amoldaban perfectamente.
También las gomas de motocicleta o automóvil fueron utilizadas
abundantemente.
Sanitario con casco
Mº 37 cubierto con una red |
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Los problemas de camuflaje que debía resolver el paracaidista eran
similares a los de los demás combatientes, por lo que muchas soluciones
fueron las mismas (en los frentes del Este se emplearon con asiduidad
las fundas fabricadas con tela blanca o se encalaban directamente los
cascos, ya que la cal, a diferencia de la pintura, permitía eliminarla
fácilmente al desaparecer la nieve o cambiar de escenario). Embarrar los
cascos también fue una práctica frecuente.
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Paracaidistas
alemanes en la plaza de San Pedro de Roma, conversan con un
enlace de su unidad. |
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(*)
El
ataque al Oeste se inició el 10 de mayo, cuando aún la
situación de Noruega no se había cerrado. Para atacar Bélgica,
Luxemburgo y Holanda, los alemanes dispusieron de unas unidades
limitadas, pero poco tradicionales: 10 Divisiones blindas y algo
inesperado por los aliados, una División de paracaidistas y otra de
tropas aerotransportadas. El grueso del ejército atacante, 135
Divisiones, dependían para su avance de la fulminante actuación de
los primeros.
Después
de lanzar 4 batallones de paracaidistas sobre los puentes de Rotterdam
para neutralizar las tropas holandesas que se hallaban dispuestas para su
voladura (acción que se completó con la toma de los puentes de Dordrecht
y Moerdijk), tan sólo quedaba disponible un Batallón para ser lanzado
sobre La Haya para conseguir capturar al Gobierno, además de los centros
de administración y control de país, pero los principales objetivos no
fueron conseguidos ya que un contraataque holandés expulsó a los
alemanes de los aeropuertos, quedando dispersos y muchos de ellos hechos
prisioneros.
La
novedad de las acciones y la sorpresa habían sido una baza muy importante
en las rápidas victorias alemanas, pero la coordinación y bravura de los
paracaidistas y combatientes aerotransportados la verdadera clave del
éxito.
La
utilización de paracaidistas había agotado las reservas. Los
invasores contaban ya tan sólo con 500 hombres de las
novedosas tropas
aerotransportadas y quedaba el capítulo más duro de la invasión,
anular Bélgica y sus fuertes.
La sorpresa, y en muchos casos
falta de reacción, por la repentina presencia de soldados
alemanes en Rótterdam, dio lugar a situaciones rocambolescas,
como la perpetrada por el teniente paracaidista Kerfin y sus
50 hombres que, no habiendo sido descubiertos en su descenso,
se subieron a un tranvía ante la sorpresa de viajeros y
conductor, lo requisaron y se trasladaron en él a sus
puestos previstos. |
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Para
anular la moral de la resistencia de los belgas, toda la propaganda de
guerra nazi se puso en marcha, divulgando la falsa noticia de que miles de paracaidistas
estaban invadiendo todos los rincones del país. En realidad, para las acciones
más duras y comprometidas se carecía de paracaidistas. Pero se
recurrió a otra nueva arma, los planeadores, capaces y silenciosos. |
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En las maniobras de
entrenamiento de 1939, las tropas aerotransportadas consiguieron
reducir a escasos segundos el tiempo necesario para desembarcar e
iniciar el combate. Se protegían con el nuevo casco Mº 37. |
El
fuerte Eben Emael, considerado el más inexpugnable de Europa, dominaba la
confluencia del Mosa con el Canal Alberto, controlando los puentes
que cruzaban el Canal (que además se hallaban minados).
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Durante la
construcción del fuerte ya se planteó la existencia de los paracaidistas,
pero cuando se pretendió revisar el proyecto en 1937, una mayoría
"conformista" de la Comisión se opuso a tantas alusiones a
insistentes amenazas de paracaidistas "para no asustar a los
ejecutores del proyecto". En consecuencia los fuertes, que cubrían
una superficie de cerca de 360.000 m2, permanecieron
casi ciegos, sin elementos suficientes para otear el cielo o contar con
pequeños aviones que pudieran despegar desde su superficie para misiones
de reconocimiento.
Se concibió para una defensa a ultranza, aunque con artillería muy
potente, carecía de piezas de largo alcance para apoyar a tropas
propias en operaciones de neutralización de un invasor. Incluso
algunas bóvedas blindadas no se habían completado (dos de ellas,
cuyos blindajes que se esperaba que tuvieran 5 m. de espesor, ante
la sorpresa de los saltantes, sólo eran de hojalata). |
El 9
de mayo de 1940, entrando por el Oeste, once JU-52 soltaron los amarres de
los silenciosos planeadores TSS
230 con 85 soldados aerotransportados del grupo de asalto Granit
(granito). Habían despegado a las 4,30 de Colonia-Ostheim, a
120 km. de la frontera holandesa.
Aterrizaron 70 sobre el fuerte, entre los bunkers (más tarde
aparecerían los restantes, entre ellos su jefe, el teniente Rudolf Witzig,
un joven ingeniero de 25 años) sin que sus defensores tuvieran posibilidad de
neutralizar un asalto desde el cielo.
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Paracaidistas
alemanes orientándose en Holanda (los
paracaidistas, además de las armas, llevaban bicicletas
plegables). |
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La
sección de Asalto Granit formaba parte del Sturmabteilung
(Grupo de Asalto) Koch, siendo uno de sus cuatro elementos
autónomos que deberían conquistar los puentes del canal y el
fuerte.
Los otros tres grupos de saltos eran el Hierro, el Hormigón
y el Acero.
Hubo
además un quinto grupo, menos conocido, lanzado tras el Canal Alberto, y
que ayudó eficazmente a causar una gran confusión entre las líneas
defensora belgas, compuesto por una importante cantidad de muñecos
vestidos con uniformes (estratagema que repetirían los aliados en
vísperas del desembarco en Normandía). |
Destruidas las casamatas
(gracias a la primer arma secreta de la 2ª G.M., las 20 cargas
explosivas huecas "Hohlladung" de 50, 28 y 12 k.) y
apresada sus guarnición (los alemanes sufrieron 6 muertos y 19
heridos), los defensores de los puentes también
fueron anulados, pudiendo ser atravesados, tan sólo dos días
después por dos Divisiones Panzer a través de
Veldwezelt y Vroenhoven.
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Los Fallschirmjáger,
de vuelta a
retaguardia, aún emocionados, festejan sus hazañas. Sus cascos
Mº 37 están pintados de camuflaje. |
Un mes antes, el 9
de abril, los alemanes habían asaltado Dinamarca y Noruega, y los
paracaidistas ya habían participado activamente en Holanda, pero ahora era la
primera vez que se enviaban por ese procedimiento tropas directamente a la retaguardia
enemiga con planeadores en un nuevo paso de la guerra relámpago.
la operación no había sido sólo fruto de la improvisación y pericia de
los asaltantes. El 27 de octubre de 1939 la OKW habían empezado los
preparativos. En noviembre fueron concentrados en Hildesheim una
compañía de paracaidistas de caza y un grupo de zapadores.
Obligados a
un durísimo entrenamiento y condenados a un severísimo secretismo bajo
pena de muerte (ni tan siquiera podían contactar con militares de otras
unidades) estaba en constante cambio de lugar y bajo diferentes
denominaciones.
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Oficiales del
Regimiento de Paracaidistas que tomaron la fortaleza Eben
Emael en Bélgica, cubiertos con el casco Mº 37 pintado de
camuflaje, condecorados con la Cruz de Hierro. El
segundo por la derecha es el jefe y comandante del grupo Oberst Witzig. |
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Tan pronto se sospechaba que alguien se había fijado en
ellos, cogían el equipo y se trasladaban a otro lugar bajo otro nombre
("Departamento de pruebas de Friedrichshafen", o "Escuadra
de reserva 17" fueron dos de los múltiples nombres utilizados por la
Unidad). Se trabaja sobre detalladísimos planos a gran escala y sobre una
enorme maqueta que acaba familiarizando a los paracaidistas hasta con los
menores detalles del fuerte Eben-Emael. Tras la toma del fuerte el
secretismo de la operación se prolongó de forma insólita, ya que se
mantuvo el secreto del asalto, y los 1.200 prisioneros de guerra belgas
fueron aislados en un campo de concentración sin que se les permitiera
hablar con sus guardianes).
Sólo se dijo que "se había utilizado un
nuevo método de ataque", lo que disparó los rumores e hipótesis
sobre armas secretas.
Estudiando la
próxima operación |
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Para
infiltrar tropas también se habían utilizado, además de los inesperados
planeadores, decenas de ligeros Fieseler Störche.
Es
interesante comentar que el
trabajo de los paracaidistas en los primeros momentos fue completado por
algunas grupos de operaciones especiales, las unidades Branderbur
(o Branderburger) del almirante Canaris, jefe del Servicio de
Información Militar (Abwehr) de misiones especiales.
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Las
unidades Branderbur adiestradas para
operaciones especiales obtuvieron su mayor éxito
tiempo más tarde, en
la liberación de Mussolini a las órdenes de Otto
Skorzeny |
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Un grupo Branderburger
con uniforme holandés intentó pasar el puente sobre el Mosa en
Maastricht, pero al ser reconocidos no pudieron evitar su voladura. En
Arnhem, no contando con cascos holandeses, debieron fabricarlos con
cartón, pero también fueron descubiertos y se entabló un tiroteo.
Por
el contrario en Gennep, otro grupo de Branderburger , al mando del
teniente Walter, utilizó otra argucia, tres "policías
holandeses" condujeron un destacamento de prisionero alemanes (sus
metralletas y granadas iban camufladas bajo los gruesos capotes). Los
soldados holandeses que custodiaban el puente de Gennep reaccionaron tarde
y el puente cayó en manos alemanas.
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Demostrada
con creces la capacidad operativa de los paracaidistas de la 7ª División,
fueron empleados el Creta (Operación Mercurio, "Merkuri"), donde se efectuó la primera
invasión
exclusivamente desde el aire.
El 20 de mayo de 1941 despegaban los paracaidistas alemanes que
serían lanzados sobre la isla de Creta. 4.000 paracaidistas debían
conquistar una isla de 260 km. de longitud. La información sobre la
guarnición en la isla daba por buena la cifra de 12.000 o 15.000
soldados. La realidad era bien distinta ya que en la isla había más
de 48.000 combatientes entre británicos (17.000, la mayoría
evacuados de Grecia), neozelandeses (la División 2, con 7.500
hombres), australianos (la 19ª Brigada australiana con unos 6.500
soldados), griegos (11 batallones de 1.000 hombres) y partisanos
cretenses (unos 8.000, cuando los informes alemanes indicaban que
no habría resistencia por parte de los cretenses)
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Además, retrasos en el despegue de la mayor parte de los 500
transportes debido a problemas con el polvo generado en las pistas,
hicieron que los diversos grupos de paracaidistas fueron lanzados
después de darles tiempo a los defensores a reaccionar tras el
bombardeo previo. El resultado fue que el primer día murieron la
mitad de los oficiales y paracaidistas lanzados.
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Paracaidistas y cazadores de montaña requisando material
en la población de Iraklion abandonada, junto con su
estratégico aeródromo, por los británicos tras 9 días de
combates. |
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Los
paracaidistas entraron en combate sólo con sus armas ligeras, pistolas y
fusiles de asalto, en tanto que los defensores contaban con artillería y
carros de combate.
Una
flotilla de buques de vela griegos requisados para el transporte de
tropas en apoyo de los paracaidistas también había sido hundida por la
marina británica.
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Controlada
la situación en Creta, los combatientes son distinguidos
por su comandante con la Cruz de Hierro, antes de
efectuar el viaje de regreso. Han sustituido el casco Mº
37/38 por el más liviano
1°
modelo de salacot o casco tropical
reglamentario (WH
Tropenhelm) en el
"DAK" (Deutsches Afrika Korp). |
La
costosa victoria final sólo es achacable a la gran preparación
individual de los paracaidistas alemanes que contaban con una alta
capacitación con la que fueron capaces de resolver las situaciones más
graves.
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Pero
el sacrificio de la mayor parte de la selecta fuerza paracaidista sólo
sirvió para conquistar una isla estratégica que nunca se llegó a
utilizar.
Cuando
el dominio del cielo ya estuvo en manos de los aliados, las operaciones
importantes fueron imposibles y tan sólo pudieron emplearse pequeños
grupos de paracaidistas en acciones puntuales.
Los paracaidistas debieron
ser empleados como tropas de tierra, pero las unidades formadas eran de élite, su preparación y veteranía les garantizaba una evidente
superioridad incluso sobre las mejores tropas de las SS y las Unidades
Especiales aliadas (SAS, Commandos, o grupos especiales
rusos).
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Paracaidistas
alemanes emplazando un mortero en una posición de infantería en
las cercanías de Sfax, Túnez, en febrero de 1943. |
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Un paracaidista
alemán en una posición en las cercanías de Gabés, Túnez, en
noviembre de 1942. |
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(**) La
aparición de las tropas paracaidistas en la guerra y la sorpresa
y brillantez de sus actuaciones, despertó un gran interés en los
medios de prensa mundiales.
La prensa española también intentó
tener al corriente a sus ávidos lectores. |
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En los dibujos
divulgativos de la prensa española de principios de junio de
1940, el casco de los paracaidistas alemanes resultaba aún
desconocido. |
Instante en que
los soldados se lanzan al vació. Los saltos deben efectuarse a
intervalos de cinco segundos... |
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Tras el salto,
una pistola especial para bengalas facilita el reagrupamiento en
tierra. |
(***)
Las guarniciones de los cascos anteriores a la guerra eran marcados por lo
fabricantes y por la Luftwaffe que añadía el sello de aprobación y año. Era
habitual también marcar las tallas. Con la guerra los marcajes se
mantuvieron aunque en ocasiones no aparece el sello de aprobación.
A finales de 1942 se introdujo un número de código de fábrica (Reichsbetriebsnummer)
que sustituiría el nombre y dirección de los fabricantes. Las tallas
continuaron marcándose normalmente.
(****)
Los tornillos que sujetaban el barboquejo
evolucionaron razonablemente (primeramente se habían utilizado remaches hendidos, los
mismos que los utilizados en el casco de combate Mº 35).
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Las primeros tornillos estaban perforados con un orificio de
aireación de 3,5 mm. y tenían dos pequeños taladros de 2 mm.
para ser desatornillados con un destornillador o llave dentada
(interiormente tenían tuercas hexagonales) pero no siempre se
disponía de la herramienta precisa.
Casco Mº 37
con el águila polaca, utilizado en Polonia después de la
guerra por la Milicia Ciudadana (Milicja Obywatelska).
Lleva tornillos ciegos con ranura
para destornillador. Col: K. Kłoskowski |
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Por ello se entregaron
posteriormente con ranura para destornillador normal, manteniendo el orificio de
aireación. Finalmente hubo tornillos con cabeza ranurada pero ciegos, sin el
orificio central (presumiblemente con estos últimos se restauraron muchos de
los primeros cascos).
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Los tres
sistemas de cabeza de los tornillos que fueron
utilizados progresivamente para el barboquejo y
guarnición.
El 1º con orificio de aireación y dos
orificios menores para la llave especial, en bronce
(posteriormente en acero).
El 2º, entregado durante la
guerra, aún con orificio de aireación pero con ranura
para destornillador, en aluminio.
Tipo 3º a finales de la
guerra, ciegos, sólo con ranura para destornillador,
inicialmente fabricado en aluminio y finalmente en
acero. |
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(*****)
Será la toma de Creta la primera operación de
invasión íntegramente desde el aire. Tomada tras 10 largos días de intensos
combates, la operación sobre Creta sería la última participación de los
paracaidistas alemanes de gran escala. Hitler afirmó que se habían agotado
las posibilidades de esas operaciones pues su baza principal era la
sorpresa y ese elemento había desaparecido. En adelante mayoritariamente
combatieron como tropas de infantería de élite.
El general
de aviación Student que estuvo al mando de los cazadores
paracaidistas sobre la isla de Creta, charla con los
hombres que han tomado Rhetymnon. Sus cascos se cubren
con la nueva funda reglamentaria |
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Como en Italia, cerca de Cassino, en el monasterio benedictino de Monte Cassino, una abadía con más
de cuatrocientos años de historia, donde su comportamiento en los duros
combates fue ejemplar y destacada dentro de los anales de la historia
militar.
Iniciada el 17 de enero de 1944, la batalla produjo 11.879 bajas
aliadas y 22.000 alemanas en una cruenta penetración hacia Roma
que costó 175.000
muertos, de ellos 60.000 alemanes.
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"Pausa en la
batalla de Montecassino", según un dibujo de la revista
"Der Fallschirmjäguer" |
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Los paracaidistas atrincherados en las
ruinas del monasterio resistieron acometida tras acometida,
bombardeo tras bombardeo, sufriendo innumerables bajas (hubo
compañía que terminó los combates con un sólo oficial y un único
paracaidista, como la 1ª Cia del Regimiento paracaidista 3 en la
que sólo quedaban un teniente y un cabo 1º, o la 14ª Compañía
mandada por el sargento 1º Karl Schumidt que contaba con un
número similar de hombres aptos para el combate, o el Grupo de
Meinhardt en el que sólo contaba con dos supervivientes, un
suboficial y un cabo 1º) pero rechazando los constantes asaltos causaron
mayores pérdidas al enemigo, además de conseguir el objetivo de
retrasar el avance aliado.
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2 cazadores
paracaidistas (Fallschirmjäger) de la
Luftwaffe en abril de 1944 defendiendo las ruinas
del monasterio de Cassino con una ametralladora MG 4 |
(******)
Además de los paracaidistas de la Luftwaffe,
también combatieron durante la guerra unidades de paracaidistas del ejército
y de la Waffen-SS.
El
ejército contó con un reducido número de paracaidistas (entrenados y
equipados por la Luftwaffe) que combatió a lo largo de la guerra. El primer
pelotón nació integrado en las particulares unidades "Brandeburgo". El
pelotón (Zug) se amplió hasta una Compañía en 1941 y a Batallón el 11 de
marzo de 1944. Las actuaciones de esta unidad, por las particulares
características de las unidades "Branderburgo", se efectuaban tras las
líneas enemigas y en operaciones atípicas. Es difícil seguir la pista de sus
calcas al carecerse prácticamente de documentos fotográficos debido al
secretismo de sus funciones, aunque la hazaña de la liberación de Mussolini
fue perfectamente documentada. |
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Momentos antes del
asalto para liberar a Mussolini |
En el
otoño de 1943 se creó un Batallón de paracaidistas de las Waffen-SS
conocido con el número 500, destinado a "operaciones especiales". Esta
unidad fue entrenada y equipada por la Luftwaffe en su Escuela de Salto III
en Kraljevo (Yugoslavia). Fue reforzada con nuevos efectivos procedentes de
la Escuela de Salto de Papa (Hungría). Su primera misión fue un lanzamiento
con paracaidistas y planeadores sobre el cuartel general de Tito en Dvar
(Yugoslavia). El gran coste en bajas obligó a una nueva reestructuración de
la unidad, siendo enviado el batallón a la zona de Kurland en agosto de 1944
y posteriormente a Baden, cerca de Viena. Desde el 14 de octubre se
prepararon para un salto proyectado sobre las defensas de Budapest, que
nunca llegó a efectuarse. Con su nueva denominación como 600 y tras otra
reorganización pasó a las órdenes de Otto Skorzeny para participar en la
ofensiva de las Ardenas. A primeros de 1945 lo encontramos reorganizándose
en Neu-Strelitz de donde será enviado al frente Este para reforzar la
resistencia a la formación de una cabeza de puente rusa en Schwedt-Oder.
Permanecieron en el frente Este hasta que en marzo de 1945 fueron
replegados, tras una nueva reestructuración, retrocediendo al frente del
Oder, cercano a Berlín. Finalmente, tras una lucha constante durante su
retirada hacia Hagonow, los 180 supervivientes se entregaron a lo americanos
a finales de abril de 1945.
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