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Durante
bastante tiempo, las tropas portuguesas desempeñaron un papel
importante en el frente de Francia.
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El
pequeño ejército portugués se enfrentó heroicamente a los alemanes
en sangrientos combates sobre Basée, Armmentières o Richebourg, en los
que sufrió un importante número de bajas (más de 8.000 hombres). En
Lys, sus escasas fuerzas sufrieron un verdadero descalabro. (*)
Por
su parte, el Presidente Dtr. Machado visitó el frente francés
acompañado por el presidente de la República Francesa, que le
acompañó posteriormente al frente portugués y al británico.
Servidores
de una batería de morteros "Stokes",
haciendo fuego desde una trinchera en el frente británico,
en Francia. |
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En
su calidad de "más antiguo aliado de Inglaterra", fue
recibido por el rey Jorge en Buckingham (que le devolvió la visita en
la Legación Portuguesa). Había declarado a un corresponsal del Times
durante su visita a Londres: "Mi idea es, y siempre ha sido, la
de que Inglaterra y Portugal, como naciones colonizadoras y navales,
deben estar indisolublemente unidas, y la cooperación de las tropas
portuguesas con las tropas británicas en la lucha, comprueba que mi
ideal ha sido realizado".
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El
Dtr. Machado, presidente de la República Portuguesa,
condecorando a un soldado portugués, durante si visita al
frente francés, en diciembre de 1917. |
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Tras el Mº
16 (la
flanera), casco de escasa resistencia, a todas luces inadecuado, las
fuerzas armadas portuguesas, dependientes para su equipamiento de Gran
Bretaña, aceptaron un nuevo casco para proteger su cuerpo expedicionario
en Francia.
Combatientes
portugueses en primera línea, descansando en una trinchera, equipados con los
nuevos cascos MK-I, mientras su compañero otea la tierra de
nadie. |
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A sugerencia de su aliado,
fue el Mº MK-I (designado en Portugal como Mº
1917) el casco que
equipó a los portugueses, ya bastante avanzada la Gran Guerra (tanto del tipo
1915 Brodie, como del Mk-I 1916).
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Casco portugués MK-I de fabricación
británica. Cortesía: |
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Se
entregaron en color gris. Con
posterioridad, estos cascos Mk-I fueron pintados por el ejército
portugués, como ya se había hecho con el modelo anterior, con el emblema de infantería (2 rifles cruzados sobre
los que se indica el número del batallón, en amarillo).
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Un
centinela portugués, perfectamente equipado, vigila los
cohetes para avisar de un posible ataque con gases tóxicos. |
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El
casco Mº MK-I permaneció como casco reglamentario hasta 1.939. A partir de 1.930,
se les ha eliminado la antigua guarnición británica, restaurándoles
mediante otra más moderna y confortable, de diseño sin relación aparente con el sistema
anterior. Su nueva clasificación será Mº 1917-30. |
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Guarnición
flotante con instalación similar a la del
Mº 17-A1 US. |
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Tras su
desclasificación en el ejército regular, muchos de estos cascos, con y sin
reborde, se aprovecharán para equipar las unidades de la
organización paramilitar D.C.T. (Defensa Civil
Territorial), que incluía la Cruz de Aviz. (**)
Casco portugués Mº 17 sin
reborde. |
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Mº 17 sin
reborde, de la D.C.T. |
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La nueva guarnición del
Mº 1917-30, se compone de una ancha banda de cuero sobre la que van
cosidas nueve lengüetas sencillas, con doble perforación para hacer
pasar el cordón de ajuste.
El
cuerpo de la guarnición queda flotante, como el Mº 17 USA,
sujeto por el barboquejo que se fija a la bóveda del casco.
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Bajo la
bóveda, un gran disco de cuero, completa la guarnición.
La
pintura verde hierba ha sido habitual en los cascos destinados a
las tropas coloniales. |
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Parche bajo la bóveda en un casco sin
reborde. Cortesía: Rastrobilbao
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El barboquejo, de cuero
crudo, tiene una pieza remachada a la bóveda del casco, como
anteriormente.
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La pieza exterior cuenta con una fuerte hebilla corredera, de latón.
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La
fuerte hebilla de latón es un elemento constante en los cascos
portugueses. |
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Finalmente
su totalidad fue destinada a la Defensa Civil Territorial.
Se procuró
repinarlos en verde oscuro, aunque una gran parte se mantuvo en color del
ejército.
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Sobre el emblema de la infantería se pintó a mano, o adhiriendo una
pegatina circular, el emblema de las D.T.C. rodeando la característica
"Cruz de Aviz".
Mº 17 con la Cruz
de Aviz pintada |
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Calca de la D.T.C. |
(*)
La fortísima embestida alemana contra el sector portugués fue una de
las más enérgicas que el ejército germánico efectuó en el frente
occidental. En un frente de aproximadamente de 9 millas, los alemanes
llegaron a lanzar todo el peso de ocho divisiones.
La enorme masa
germana presionó formidablemente sobre las tropas portuguesas que, aun
batiéndose con el mayor heroísmo, se vieron obligadas a ceder
terreno. Uno de sus batallones se mantuvo en la lucha hasta
agotar la última bala, sosteniéndose no obstante heroicamente en sus
posiciones hasta sufrir innumerables bajas.
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Miembros
de la Cruz Roja portuguesa en camino hacia primera línea. |
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El
Secretario de Estado en la Oficina de Relaciones Exteriores de
Gran Bretaña, Mr Balfou, telegrafió al Presidente de la
República Portuguesa, expresando su admiración por el valor
demostrado por las tropas portuguesas en el frente occidental.
Asimismo, el Comandante de la Primera División Británica, ha
telegrafiado al decimoquinto regimiento de infantería acantonado
en los cuarteles de Thomar, expresando su admiración por la
bravura del batallón de ese regimiento que se batía en el
frente.
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(**)
Esta cruz también la presentaban los cascos Mº 1917/30 (junto a cascos Mº
916) de los legionarios portugueses (que debería formar la Legiâo Portuguesa)
que se presentaron para combatir, junto a los falangistas españoles, en la Guerra Civil
española.
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Aunque era más frecuente una cruz latina pintada a mano, en
color amarillo.
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Cruz de Aviz
pintada en el frontal de un casco Mº 17 |
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Al ser integrados en unidades españolas, con las vicisitudes de la
guerra, es poco probable que estos cascos permanecieran cubriendo
cabezas lusas.
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A
este respecto hay que recordar la relación de Portugal (su
gobierno salazarista) con Franco. El
dictador Salazar desconfiaba de los políticos que gobernaban la
España republicana y temía una invasión española en el caso de
que ganara la guerra la izquierda (en particular temía las ideas
"iberistas" de Azaña). Por tanto, la decisión de
Salazar de apoyar a los sublevados, según su particular visión,
era una cuestión de supervivencia. Pero su vinculación con Gran
Bretaña, su eterna madrina, le obligaba a ser discreto.
Discreción a veces bastante cuestionable. |
El
recelo con la España de izquierdas, que acogía a cabecillas de los
movimientos anti-salazaristas, propició una buena aceptación a
políticos y militares que conspiraban contra la República (permitiendo
la estancia y maquinaciones de Sanjurjo, por ejemplo, que acabó
embarcando en un avión, rumbo a la España de los sublevados, desde un
aeropuerto luso). La ayuda a Franco fue inmediata y decisiva, abarcando
tres campos esenciales, económico, político y militar. El 1º de
agosto llegó a manifestar Salazar que "apoyaría a los rebeldes
con todas sus fuerzas, incluso con el ejército portugués si fuera
necesario". Pero su situación internacional, en particular las
presiones de Gran Bretaña, aconsejaron una actitud más discreta. Desde
1938 se vino gestando un posible "Tratado de No Agresión" entre los dos
gobiernos. Debido a vaivenes de la guerra, no fue firmado hasta el 19 de
marzo de 1939, en Lisboa. Para los portugueses se trató de un verdadero
"encaje de bolillos" para evitar susceptibilidades por parte
de las democracias europeas, en particular la Inglesa. Finalmente fue
aceptado por Gran Bretaña como un compromiso de la España de Franco de
mantenerse neutral en un futuro conflicto europeo. En
lo económico, ya el 11 de agosto de 1936 se entregó a los sublevados
un primer préstamo en metálico, 175.000 libras esterlinas (el 25 de
junio de 1938, el hermano mayor de Franco, Nicolás, trataba con Salazar
la concesión de nuevo préstamo de 1.000.000 de libras). Algunos
financieros españoles (Juan March y otros) establecieron sus cuarteles
generales en Lisboa, convirtiéndose en los verdaderos interlocutores en
esas cuestiones con el gobierno de Salazar. En
lo político, en las reuniones internacionales para establecer el
bloqueo y la no intervención, el Gobierno portugués estuvo bloqueando
las decisiones mientras las tropas de Franco ascendían. Una vez tomada
Badajoz, aún pretendió retrasar los acuerdos con Inglaterra y Francia.
Portugal continuó saboteando las propuestas internacionales a la espera
de que los sublevados tomaran Madrid. Además sus fronteras eran
totalmente permeables a los nacionales, principalmente necesario al
comienzo de la guerra, cuando no existía la posibilidad de
comunicación directa entre los distintos focos sublevados. Pese a las
presiones inglesas, la actuación llegó a ser tan descarada que se
llegó incluso a entregar refugiados republicanos (fusilamientos en el
mismo puente internacional de Tuy, de 24 republicanos huidos de Vigo).
Los barcos alemanes utilizaban los puertos portugueses para descargar el
material de guerra destinado a los nacionales.
Todo
esto, en los primeros momentos de la guerra, fue trascendental
para Franco. Para los nacionales se trataba de un país amigo,
más fiable que Italia y Alemania.
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Las
tres banderas de "países amigos" |
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Pero
la amistad portuguesa no era debido a la coincidencia ideológica con
los regímenes italiano o alemán, sino con los franquistas y
manteniendo un calculado alejamiento de aquellas otras dictaduras. En
ningún momento se tomaron decisiones que pusieran en peligro su
tradicional compromiso con Gran Bretaña. En
lo concerniente a la ayuda militar, el mismo día 20 de julio se
permitió el despegue desde un aeródromo cercano a Cascáes del general
Sanjurjo, con destino a España (vuelo que no llegó a su destino). En
general, la ayuda tuvo que ser escasa (Portugal carecía de medios).
Pero fue diáfana. Una comisión portuguesa MMPOE (Missaó de
Observaçao en Espanha) se encargaría de algunas cuestiones poco
ambiciosas (análisis de nuevas armas, datos técnicos, estudio de la
campaña, etc.). Se pretendió, no obstante, la creación de una fuerza
expedicionaria lusa para que combatiera bajo mandos propios, la que
debería ser la Legión Portuguesa (Legiâo Portuguesa), pero
parece que los nacionales pusieron toda clase de inconvenientes. Aunque se
facilitó el enganche de portugueses en la Legión y otras unidades.
Pese a no constituir una unidad propiamente portuguesa (las cifras
iniciales de voluntarios tampoco lo permitían), a los
combatientes portugueses se les denominó "Viriatos".
Los portugueses combatieron integrados en las milicias falangistas,
requetés o, mayoritariamente, en los tercios de la Legión
Extranjera. Las
cifras de combatientes lusos se han exagerado mucho. Se llegó a hablar
de 20.000 voluntarios, número que luego fue reducido a 2.500
(tampoco realista. Posiblemente esta cifra pudo corresponder a los componentes del MMPOE,
o a los portugueses muertos durante la guerra).
Deducidos de los datos de
enganche de la Legión, se calculan unos 8.000 voluntarios, cifra
que se puede considerar como la más fiable, aunque también parece
elevada. El banderín de enganche de
la Legión en Badajoz (con unas "sucursales" tanto en el norte
como en el sur de Portugal) fue el principal centro de reclutamiento
luso. |
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Existieron algunos problemas con los voluntarios debido a las
diferentes legislaciones con respecto a la mayoría de edad (18 en las
leyes españolas y 21 años en la ley portuguesa) y también a la hora
de los destinos, un cuerpo tan fogueado como era El Tercio, o destinos
en cuerpos auxiliares o de policía. Sin
embargo, se conoce exactamente el número de portugueses que
combatieron con las tropas republicanas: 500 hombres.
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